Dentro del mundo de la ingeniería industrial, uno de los contratos más populares actualmente es el Contrato de Proyecto Llave en Mano, comúnmente conocido como EPC por sus siglas en inglés (Engineering, Procurement and Construction). Este tipo de contrato surgió como una solución completa para los proyectos de gran escala e implica una colaboración innovadora entre el cliente y el contratista eliminando a intermediarios y terceras personas.
En este artículo, exploramos en mayor profundidad qué es un EPC y te explicamos cómo funciona, mencionando algunos ejemplos de proyectos que se llevan a cabo de forma exitosa utilizando este tipo de contrato.
¿Qué es realmente un Proyecto llave en mano?
Un Contrato de Proyecto Llave en Mano es un tipo de contrato en el que el contratista se hace responsable de todo el proyecto, desde el diseño hasta la construcción y la entrega final al cliente. El EPC se utiliza principalmente en proyectos grandes, como puede ser la construcción de plantas de energía, plantas químicas, instalaciones de tratamiento de aguas y otros proyectos industriales complejos.
En un contrato EPC, el contratista se encarga de todo el proyecto, incluyendo a su vez la ingeniería, la adquisición de materiales, y la puesta en marcha del plan al completo. De esta manera, el cliente proporciona la idea general del proyecto que desea crear, pero el contratista asume la responsabilidad de llevarlo a cabo en detalle. Esta relación se observa a menudo en proyectos en los cuales los clientes no tienen la experiencia técnica necesaria para desarrollarlos por sí mismos.
¿Cómo funciona un Proyecto llave en mano y para qué proyectos es útil?
El proceso de un contrato de Proyecto Llave en Mano comienza con la definición del proyecto y la selección del contratista adecuado para el mismo. Una vez seleccionado el contratista, se procede a establecer un contrato en el que se acuerdan los términos y condiciones del proyecto, y se especifica el alcance del trabajo, el calendario del proyecto y el presupuesto.
Puesto que el contratista es quien toma las riendas de la ingeniería del proyecto, este se encarga de los planos, la especificación de los equipos y la selección de los materiales necesarios, pero también de la fiscalización. En definitiva, debe ocuparse de la adquisición de cualquier elemento que resulte esencial para el correcto desarrollo del plan, y de la gestión de todas sus etapas.
Una vez iniciada la construcción del proyecto y conforme este avance, el contratista coordina y supervisa a todos los subcontratistas y proveedores, garantizando que el proyecto se complete en el plazo acordado y que se alcancen los objetivos establecidos. Finalmente, tras completarse la puesta en marcha y comprobar la efectividad de la misma, el cliente asume la propiedad del proyecto.
En conclusión, un contrato EPC garantiza la calidad del trabajo, a la vez que reduce los problemas que puedan surgir durante el proyecto y minimiza los costes imprevistos. Al concentrar todas las tareas en una sola persona, es más sencillo recurrir a ella para cualquier consulta, por lo que resulta especialmente útil y ventajoso para aquellos clientes que desean ahorrar dinero, tiempo y esfuerzo.